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Diferencias entre las tarjetas de crédito y las tarjetas de débito

La inmensa mayoría de las personas y de los negocios tienen tarjetas bancarias para hacer el pago de multitud de gastos diarios. Y aunque a todas las tarjetas las solemos llamar «de crédito«, en la práctica usamos tanto las tarjetas de crédito como de débito para realizar habitualmente pagos de forma inmediata. 

A pesar de que ambos tipos de tarjeta tienen la misma apariencia física y una experiencia de uso idéntica, y de que ambas están asociados a una cuenta corriente o a una libreta de ahorro donde finalmente se carga su pago, en realidad se trata de dos tipos de tarjetas muy distintas.

Como es una confusión muy habitual, quería aclarar a continuación las principales diferencias entre las tarjetas de crédito y las tarjetas de débito.

Cargo de los pagos con tarjeta en la cuenta bancaria

Saldos máximos y límites de las tarjetas bancarias

Así, por ejemplo, si la tarjeta de crédito tiene un límite máximo de 3.000€ nunca se van a poder hacer pagos cuyo importe acumulado durante el mes (o el periodo de liquidación) sea superior a esos 3.000€, incluso aunque el saldo en la cuenta bancaria sea superior.

Límites operativos de las tarjetas bancarias

Independientemente de estos límites o saldos máximos, ambos tipos de tarjetas pueden tener otros límites asociados a su uso, como por ejemplo el límite diario de pagos o de retirada de efectivo en cajeros automáticos.

Estos límites operativos suelen se modificables a petición del usuario y normalmente obedecen a motivos de prevención del fraude, errores o robos. 

Endeudamiento, riesgo y solicitud de tarjetas

Las tarjetas de débito no suponen ningún endeudamiento para el propietario, puesto que solo se puede pagar con ellas hasta el importe que ya se tiene disponible en el banco. Sin embargo, las tarjetas de crédito suponen un pequeño endeudamiento temporal para el titular, puesto que está adelantando pagos con un dinero que quizás no tenga en ese momento. 

Esto hace que, para el banco, las tarjetas de débito no suponen ningún riesgo financiero pero las de crédito implican un riesgo por impago similar al que corre cuando concede un préstamo por otro motivo. Por ello, la solicitud de las tarjetas de crédito equivale en la práctica la obtención de un pequeño crédito y requiere por parte de la entidad financiera un estudio más riguroso de la situación financiera del cliente y de su solvencia antes de concederle ese límite de crédito.

Emisores de tarjetas de crédito

Las tarjetas de débito son emitidas por las propias entidades bancarias, puesto que no dejan de ser un mecanismo para poder disponer del dinero que ya está en la propia cuenta bancaria asociada.

Las tarjetas de crédito, sin embargo, pueden ser emitidas por otras entidades distintas al propio banco donde está abierta la cuenta bancaria asociada. Es posible tener tarjetas de crédito que se liquidan y pagan periódicamente en una cuenta corriente de un banco y que han sido emitidas por otros bancos, o incluso por otras entidades o empresas como ocurre con las tarjetas de crédito emitidas por supermercados, gasolineras, etc.

Gastos y comisiones de las tarjetas

Ambos tipos de tarjetas suelen conllevar gastos y comisiones periódicas de mantenimiento y gestión. Sin embargo, estos gastos suelen ser más altos en el caso de las tarjetas de crédito.

Además, en el caso de las tarjetas de crédito se pueden generar también algunos otros gastos adicionales asociados a reclamaciones de impagos, retrasos, etc.

Intereses de las tarjetas de crédito

Las tarjetas de crédito suelen permitir varias modalidades de pago de las cuotas de cada liquidación mensual o periódica

De esta manera, se puede optar por hacer el pago íntegro del saldo usado de la tarjeta cada periodo de liquidación, pero también se puede optar por hacer un pago parcial (pagando una cantidad fija o un porcentaje en cada liquidación). En este último caso, por las cantidades aplazadas pendientes se generarán unos intereses que suelen ser elevados habitualmente.

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